sábado, 5 de julio de 2014

¿El trabajo asíncrono para mejorar el trabajo en grupo?

La impresión que tenía del trabajo en equipo que hemos llevado a cabo en este curso ha sido muy positiva. Cuando leí la rúbrica de Joaquín José Martínez, me di cuenta de que había sido porque nos habíamos movido, siempre y en todos los puntos, en la banda 3 de la plantilla de evaluación de dicho investigador.

Me parece que se dieron unas circunstancias especiales:
  • todas nos sentíamos seguras de nuestras aportaciones, pero 
  • estábamos muy abiertas a las aportaciones de las otras,
  • ninguna de nosotras tenía una actitud "agresiva",
  • la aportación al proyecto ha sido muy equilibrada, aunque el grupo se ha apoyado mucho en miembros que dominaban determinados programas,
  • hemos intentado cumplir siempre el calendario, aunque también ha habido flexibilidad cuando por motivos de trabajo, salud, familiares, etc. alguna de nosotras no podía participar de manera tan activa en el proyecto: Es imposible, en un proyecto de 4 semanas, poder dar al curso siempre la mayor prioridad,
  • El grueso de la comunicación se realizó de manera asíncrona, lo que yo creo que facilitó una posible ausencia de conflicto y sobre este tema va a versar el resto de esta entrada. 




Por la diferencia horaria (Brasil - España / Italia - China), tuvimos que limitar las reuniones síncronas. Nuestra forma de trabajo más habitual fue a través de compartir documentos, donde cada una de nosotras iba incluyendo la información pertinente y donde, a través de comentarios, se opinaba sobre algunos de los puntos ya incluidos. Esto implicó que cada miembro del equipo tuviera tiempo para reflexionar y evaluar el texto sobre el que trabajábamos, comentar de manera cuidadosa los puntos sobre los que no estaba de acuerdo, tomar partido por una u otra postura o aportar un nuevo comentario con una nueva propuesta o una propuesta integradora...

Las reuniones síncronas se llevaron a cabo para tomar decisiones que no se habían podido adoptar de manera asíncrona. A la hora de decidir por qué propuesta optar, no hubo conflictos porque, al haber pasado cierto tiempo, la implicación emocional con las propias propuestas no era tan fuerte como si el planteamiento de las mismas y la toma de decisiones se hubiera realizado al mismo tiempo.

Seguramente aunque hubiéramos trabajado juntas en un mismo espacio, no habría surgido ningún conflicto, ya que he tenido la suerte de trabajar con unas compañeras estupendas, pero no dejo de plantearme que esta forma de trabajo contribuyó, en cierta medida, a la armonía del grupo.


Por eso, mi aportación al decálogo del curso sería:
Trabaja de manera asíncrona a la hora de desarrollar el trabajo. Limita las reuniones síncronas a aquellos momentos en los que haya que tomar decisiones concretas.

 

viernes, 4 de julio de 2014

Autoevaluación de competencias digitales: quién te ha visto y quién te ve

Hace unas tres semanas, cuando empezamos el curso de  Habilidades digitales de gestión de proyectos para responsables en entornos docentes, tuvimos que hacer una autoevaluación de nuestras competencias digitales de gestión de la información. Pongo a continuación un fragmento de lo que comenté al analizar el resultado de la encuesta y una nube de palabras que resumían mi actitud:


Analizando cuáles eran los aspectos [de la encuesta] que no cumplía me he dado cuenta de que el problema radica en que, conozco bastante bien muchos de los recursos que la Web 2.0 nos brinda y que los empleo regularmente, sin embargo, mi actitud es meramente pasiva, me limito a tomar los contenidos que otros han creado y no participo en la creación de dichos contenidos.

Aunque conocer cuál es el problema es el primer paso para solucionarlo, en este caso, yo no estoy muy convencida de que me convierta en una gran creadora de contenido en Internet.

Veo muchos paralelismos entre una clase de español en la que queremos que el alumno hable y la participación en Internet. Siempre habrá alumnos que sean capaces de hablar ante una clase muy grande, sin miedo a los errores que puedan cometer. Sin embargo, los estudiantes participan más en una clase con un ambiente relajado y de confianza, en el que diferentes grupos estén hablando al mismo tiempo de manera que se produzca un ruido que “esconda” los posibles fallos…Yo me veo, sin ningún problema, colaborando en esa creación de contenidos en un grupo “pequeño”, en el que haya confianza, en el que se tengan unas metas o necesidades comunes… pero no me veo, al menos por ahora,  creando contenidos “en abierto”…


En los últimos días, he estado pensando en qué es lo que me ha aportado el curso. Pongo a continuación de nuevo mi reflexión y la nube de palabras que lo ejemplifica. Creo que resulta significativo el hecho de que en esta segunda nube, tuve que quitar muchos de los items, a fin de que visualmente fuera atractiva: No solo la imagen que refleja es mucho más positiva que la anterior, sino que es mucho más rica:


A la hora de reflexionar sobre lo que me ha aportado el curso, lo primero y más evidente es que he conseguido coger confianza a la hora de publicar contenidos en Internet. Seguramente a esta confianza ha contribuido muchas de las actividades que hemos venido realizando. Recuerdo que la primera vez que publiqué una entrada me sentí como un niño al que lanzan a una piscina que cubre. En mi caso, esta presión fue positiva porque me di cuenta de que gran parte de mis miedos eran infundados.

Sin embargo, este curso me ha aportado también el conocer nuevas herramientas para el trabajo en grupo (Trello, GoogleDrive, Padlet...), aquí la ayuda de Ángeles, Laura y Teresa, mis estupendas compañeras del "Grupo 2" ha sido fundamental. Lo único que lamento es que muchas de esas aplicaciones no se pueden utilizar en China sin que todo el equipo tenga un VPN.

Algo que ha conseguido este curso es unir más mi perfil digital privado y laboral. Yo conocía la "curación de contenidos" y cuando, en casa, me meto en Internet la primera página que visito es la de mi Feedly. Sin embargo, lo que puede llamar la atención es que las categorías que había seleccionado estaban relacionadas con actividades de ocio y tiempo libre, no de trabajo (Emoticono aquí con las mejillas como tomates!!!).

Como buenos propósitos, me planteo el reto de seguir aprendiendo, estar al día de las TICs y, tal y como mencionamos en el post anterior, hacer que la imagen que represente mi presencia en la red sea una pirámide escalonada, que refleje mi participación activa en la creación de contenidos y en su publicación.







miércoles, 2 de julio de 2014

Sobre mi PLE

Me ha resultado imposible plasmar en un único dibujo mi PLE con los programas de diseño que conozco. Viendo varias representaciones de este documento encontré una que me resultó muy clarificadora, la de Carmen Molina Fernández. Nuestro trabajo sigue la estructura del movenote de esta estudiante.

 Nuestra presentación se divide en tres partes:
  1. Por un lado, yo, como punto central de mi entorno personal de aprendizaje, con una identidad física y digital, que se sitúa en diferentes ámbitos que van desde el profesional hasta el del ocio. Por motivos de claridad, hemos optado por la dicotomía "Identidad física" vs. "Identidad digital" y es evidente que, con unas determinadas personas, interactuamos más con nuestra identidad física y que, con otras, lo hacemos a través de nuestra identidad digital. Sin embargo, las fronteras de dichas identidades son difusas.(Diapositivas 2-4)

  2. Por otro lado,  el análisis de nuestra presencia en la red. Esta presencia se ejemplifica con un triángulo dividido en tres partes. La base del triángulo representa nuestra búsqueda de información, mientras que las otras franjas las constituyen la creación de información y el hecho de compartirla. En las siguientes diapositivas, pueden verse las herramientas, programas y aplicaciones que utilizamos para ello. (Diapositivas 5-8)

  3. Por último, en la diapositiva 9 podemos ver la imagen que nos gustaría que reflejara, en un futuro, nuestra presencia en la red. Es evidente que siempre buscaremos mucha más información que la que podamos crear y compartir. Sin embargo, nuestra meta es convertir el triángulo en una especie de pirámide escalonada, que refleje que somos usuarios activos en la red. (Diapositiva 9).



lunes, 16 de junio de 2014

Reflexiones sobre los entornos personales de aprendizaje


Creo que toda nuestra generación, ha sido consciente, en todo momento, de que su formación no terminaba a la hora de recibir el título de licenciado. Continuamente estamos reflexionando sobre cómo mejorar nuestra práctica docente.

¿En qué se diferencia, sin embargo, esa reflexión y un Personal Learning Enviroment (PLE) o Personal Learning Network (PLN)?

Nuestra “reflexión” incluía, sin duda, la consulta de varias fuentes, la selección de los contenidos que nos parecieran útiles, la puesta en práctica de dichos contenidos, así como su evaluación; incluso, con mucha frecuencia, compartíamos nuestros conocimientos, dudas y experiencias con otros compañeros en la sala de profesores…


Si partimos de la definición de Adell y Castañeda [2010], no es tan evidente qué diferencia hay entre un PLE y nuestra reflexión:
Concebimos un PLE como el conjunto de herramientas, fuentes de información, conexiones y actividades que cada persona utiliza de forma asidua para aprender.

La diferencia estriba en que el entorno, como dichos investigadores señalan, se mueve en el ámbito de la Internet social, que nos permite, no solo acceder a la información, filtrarla, combinarla y adaptarla, sino también, por un lado, acceder a las personas que producen esa información y que nos sirven de referencia, y, por otro lado, a las relaciones y contactos que dichas personas mantienen.

Adell y Castañeda señalan que el PLE va más allá de la tecnología, lo cual es cierto. Sin embargo, un PLE que no se insertara en el mundo de la Web 2.0 jamás tendría acceso a tantos recursos ni a tantas personas.

Vemos pues que el PLE se mueve en torno a dos ejes: Información y red de contactos propiciados por el uso de la Internet

Es frecuente encontrar, en la bibliografía sobre el tema, la cita de IBM de que cada día se generan 2,5 quintillones de bites con datos y que el 90% de los datos actuales han sido creados en los últimos dos años. Aunque la cita está relacionada con un nuevo concepto el Big Data y la nueva gestión empresarial, no cabe duda de que tenemos que plantearnos cómo filtrar ese alud informativo, que por suerte o por desgracia no va a reducirse. La clave aquí nos la da la red de contactos, que nos permitirá acceder a mayor información pertinente, filtrada ya por la opinión de las personas a las que seguimos y/o con las que interactuamos. 




Internet nos abre las puertas a la información y a otras personas de una manera sencilla y sin apenas esfuerzo, lo cual no cabe duda de que es algo positivo. Sin embargo, aquí me gustaría lanzar la reflexión sobre cuál es el número de personas que deberían integrar nuestra red de contactos. Según el antropólogo Robin Dunbar,
las personas, debido al tamaño del neocórtex cerebral, solo podemos tener relaciones significativas en un grupo de máximo de unos 150 individuos. Es frecuente ya encontrar el número de Dunber en relación con las redes sociales. Aunque la tesis de Dunbar no tiene una aceptación generalizada, sí que creo que es necesario plantearnos cuántos contactos nos son necesarios para poder acceder al máximo número de información posible y estar en contacto con ellos y a partir de qué cifra esos contactos se convierten en “multitud” y nos generan una información que no podemos asimilar. 



domingo, 8 de junio de 2014

Imagen digital






 Mi imagen digital




En el curso, Habilidades digitales de gestión de proyectos para responsables en entornos docentes, y más concretamente en el primer módulo de dicho curso, me he dado cuenta de que puedo ser un usuario de las nuevas tecnologías, pero que hay algo que me diferencia claramente de los nativos digitales: La gestión que hago de mi imagen digital.

Cuando empezaron las redes sociales hubo algo que me echó para atrás… Si a nivel personal yo diferenciaba a  “familiares”, “muy buenos amigos”, “amigos”, “conocidos”, “compañeros de trabajo” y “ratas asquerosas”  :), ¿cómo podía tener a todos ellos juntos en una red y que  accedieran a información que yo jamás habría formulado de la misma manera para todos ellos? Por si esto no fuera poco, yo podía ser muy selectiva con mis contactos, pero en las redes sociales, para mi horror, los amigos de tus amigos se convertían también en “tus” amigos.

Eso me hizo tener un perfil en redes sociales, pero no publicar nunca nada en mi muro, sino utilizar únicamente mensajes privados o compartir fotos con los contactos que yo elegía.

Digamos que, hasta ahora, no me había planteado la necesidad de cambiar mi actitud antes las redes sociales ni mi presencia en Internet. Sin embargo, lo queramos o no, tenemos una identidad digital. De la misma manera que en el mundo “real” nos enfrentamos a diferentes metapercepciones: cómo me veo yo, cómo me ven los demás; en el mundo digital ocurre lo mismo. Podemos optar por tener un papel pasivo en la comunidad digital, en cuyo caso, los demás nos verán a través de las aportaciones de otros o podemos adoptar una actitud más activa y aportar a esa comunidad la imagen que nosotros queremos dar.

El miedo a estar presente en Internet es un miedo similar al que podamos tener en otras situaciones “reales” y que nos puede limitar nuestra capacidad de actuación. Es necesario superar esos miedos y lanzarnos al mundo virtual, lo cual no implica, sin embargo, que no seamos extraordinariamente “cautelosos” con lo que publiquemos: a las palabras se las puede llevar el viento, pero Internet permanece… 

Mi propósito de enmienda es empezar a desarrollar mi imagen digital creando y compartiendo contenidos en pequeñas redes sociales. En mi caso, los pequeños pasos creo que me pueden llevar más lejos.